miércoles, 30 de abril de 2008





Todo danza.

Qué bello vaivén de pensamientos. Cuán delicioso patio de juegos. La cabeza se me embota de flores y risas. Cada gesto tuyo impregna el ambiente de aromas eternos. La manzana yace suspendida en el vacío como una cometa. Avanzo con una creciente lentitud dando pasos firmes. El paisaje me habla con música exquisita sin partitura.


Me detengo a escuchar el fluir caprichoso de ríos de colores. El sol burbujea en un manto celeste trufado de jugosas cerezas. Me deleito con caricias abrumadoras que agasajan mi corazón como campanitas tililantes.

Puedo sentir la brisa de todos los mares de estrellas desconocidas.


Y no anhelo más que perderme en los interminables ecos de hermosura que emanan tus ojos.